Fotógrafo boda Miguel Barranco
ESTUDIO
“Tus ojos me hablan en clave verde esmeralda, tus manos acarician tiñendo mi piel de escarlata, tus labios mares turquesas…”
Mirella, me llamó una tarde para confirmarme que ya habían dado el paso, que en dos años iríamos de boda. Y en un plis plas estábamos ensayando con la música la entrada en la iglesia del CORPUS CHRISTI, ¡con los vellos de punta!
Traviesa, dulce, cariñosa, super romántica, Mirella desde el principio ya tenía una cosa muy muy clara, su vestido de novia sería rosa. Ella es así, una princesa moderna y cogiendo su mano Miguel, el amor de su vida.
De los detalles y la decoración se encargó mi amiga Esther, de ALLEGRA WEDDING PLANNERS, un lujo contar con ella. Coordinó todas las ideas, la armonía cromática y supo plasmar la personalidad de los novios. Felicidades Esther, eres una crack!
Para maquillarla y peinarla sabía que estaba en buenas manos, mejor dicho las mejores, Maria José Nebro, su madre. Que no me coja nadie celos, tengo la gran suerte de coincidir cada fin de semana con grandes profesionales y amigos que adoro están en lo mas alto en cuanto a estilismo se refiere pero con Maria José tenemos un vínculo especial.
Es todo luz, es creativa, apasionada, comunicativa, perfeccionista y humilde, simplemente conecta con las novias, ¿se puede pedir más? maquilla y peina de diez.
Cuando Mirella me confió el diseño de su ramo de novia pensé en un bouquet coqueto y fácil de llevar, con rosas rosas y tallos desnudos, mezcladas con un toque improvisado de erikas, astilbe y una especia de cactus muy chulo que fue un descubrimiento de mi Miguel.
Yo estaba siguiendo el boceto del precioso vestido que PILAR RUIZ dibujó para ella. Los detalles del cuerpo eran ricos y discretos a la vez, un equilibrio difícil de conseguir en un vestido de novia. Sin duda dio en la tecla. Mirella con el vestido de sus sueños entraba por la iglesia radiante, feliz del brazo de su padre.
Lo mas emocionante fue ese primer cruce de miradas, química, nervios y Miguel llorando emocionado. Nunca olvidaré la atmósfera que los envolvía.
Todo salió de dulce, a la puerta de la iglesia hubo música en directo, quince minutos para hacer algunas fotos en los BAÑOS DEL CARMEN y directos a la FINCA LA DULZURA. Pronto cayó la noche y nos esperaba la fiesta. Lo pasaron en grande.
Hay parejas que se sienten mas identificados con un espacio al aire libre para su sesión postboda pero a Mirella y Miguel los teníamos que traer a nuestro LABORATORIO DE LA LUZ.
Ellos nos permitieron conectar con su alma. Son transparentes, son magia pura. Para nosotros esto es mas que un privilegio, es una bendición. VIVA EL AMOR…
Fotografo boda Miguel Barranco